P.C.E.E.
www.geocities.com/manifaportu/anarkia.GIF
http://singobierno.blogspot.com/2006/07/teoria-anarquista-revisin-2006-toma-1.html
-¡Pues no. En el plan en que os habéis puesto y para el plan que nos habéis impuesto, en estas elecciones no tenéis presupuesto! - siempre hablaba así: en ripios, le parecía más “intelectual” -. ¡De manera que os apañáis como podáis para ganar! ¡Y que os den!
Y dicho esto a gritos, porque recordaba su infancia ojeonesimiana, el secretario provincial, dio media vuelta, se fue por donde había venido y no volvimos a verle el pelo durante toda la pre y la post campaña (hay que decir, en honor a la verdad, que también es que era calvo).
La campaña comenzó sin carteles (y, por tanto, sin pegada de carteles), sin dípticos, sin cena de campaña y sin ganas. Nos dirigimos a la Plaza Mayor de la ciudad sorteando las miradas burlonas, las risitas irónicas, con nuestros mejores harapos, dispuestos a decir de todo, especialmente la verdad. Observamos que había mucha gente alrededor y, contentos, ingenuos y triunfalistas, largamos nuestros discursos, no uno, sino uno detrás de otro, hasta cinco. Al terminar, nos quedamos expectantes y cansados. Nos temíamos gritos, protestas, incluso insultos. Sin embargo, se hizo un gran silencio perplejo (y molesto). Nadie habló, ni aplaudió, ni reaccionó. Lentamente, nos dieron la espalda, cariacontecidos, y desaparecieron (como había hecho nuestro secretario provincial).
Seguimos así, días y días por todos los mundos posibles, explicando nuestro programa y nos encontramos siempre los mismos ojos fríos, los mismos oídos sordos, las mismas bocas entreabiertas por la sorpresa o por el catarro.
Los medios de comunicación no hablaban de nosotros, las encuestas no recogían nuestra candidatura, los electores se cruzaban de acera presintiendo el reflejo de nuestra imagen, zarrapastrosa y desagradable, en ellos mismos, acusándonos, por detrás, de nuestra audacia al mostrar las miserias de los desheredados y los entresijos de las tramoyas electorales.
La candidatura fue sancionada por la Junta Electoral Provincial por desacato. Nuestros propios electores votaron a otros por miedo a las represalias por parte de sus familias y de sus amigotes: los caciques del aparato. Ya lo dice el refrán: “Que se queme la casa pero que no se vea el humo”.
Aún hoy sigo pensando que somos más, que tenemos más motivos para ser más representativos, que en un Congreso podemos decir lo que pensamos sin miedo, porque tenemos un plan honesto: un Programa Contra la Estupidez Electoral.
Ana Roncero.
4 comentarios
ramon -
Ana Piedra -
Un abrazo.
Hannah -
Me he sonreido mucho contigo leyendo este post que he encontrado buenísimo. Me gusta tu fino humor.
Con todo lo que se gasta en las campañas electorales habría para el presupuesto anual de, por ejemplo, Gambia, por decir algo de lo que estoy segura, incluyendo un plan de alfabetización y otro de prevención sanitaria para todos.
¿Por cierto, puedo preguntarte, Ana, que partido es el PCEE? ¿Partido (o programa) contra la estupidez electoral? Yo te propongo que creemos el partido contra la estulticia española global (PCEEG). jjjjj
Un abrazo entrañable.
Hannah
Dinosaurio -
Un beso.