Peces negros a la deriva.
Mientras los “dioses del mundo” se reunían en el lejano Japón para dilucidar cómo mantenernos a raya a las masas de la Tierra, cenando en enormes mesas con diecinueve platos en el menú para decidir cuál sería el más exquisito, pero sobre todo el más caro, con cara de alelados ante la carta, morían en el mar y siguen muriendo de hambre y abrasados por el sol los desheredados de la Fortuna, cada vez más niños, jóvenes y mujeres.
Muere y sigue muriendo el futuro de tierras sin pan y sin futuro cuyos habitantes tienen que atravesar un desierto de mar para buscarse la vida y se encuentran con la muerte, para buscar el preciado maná que les niegan los democráticos gobiernos en connivencia con tiranos y despóticos reyezuelos y sultanes con palacios de las mil y una noches que utilizan para su placer personal en lugar de para crear riqueza mediante puestos de trabajo que desarrollen sus países para que no tengan que abandonarlos jugándose la vida.
¿Qué pescador encontrará en sus redes estos peces que le amargarán la faena? A la deriva, África se desangra lenta y dolorosamente ante nuestra mirada impasible, insensible e hipócrita sin que seamos capaces de hacer nada, salvo esbozar apenas un gesto de desagrado por la cena que nos fastidian.
¿Quién anotará sus nombres en una bitácora para recordar que un día fueron seres humanos llenos de vida, de sueños y, gracias a los poderosos, de hambre, de desesperación y, al fin, de muerte? Nadie. Seguiremos cooperando con los tiranos, como el rey de Marruecos y otros, para que les sigan mandando desde sus reinos a morir en el mar, previo pago desorbitado a las mafias de tratantes de carne humana que nadie detiene ni encarcela.
A quién corresponda, le digo: No somos los culpables, pero sí somos los responsables de que el mar se llene de peces negros a la deriva, que fueron antes seres humanos con unos bonitos derechos … inalcanzables.
Ana Roncero.
1 comentario
Dinosaurio -
Me temo que seguirá el mar lleno de estos peces negros y de muchos colores sin que nadie mueva un dedo por África, cuna del homo sapiens y también su tumba.
Un beso.