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LA PIEDRA DEL MEDIODÍA

El cuento de la lechera. Samaniego/Paco Ibañez.

Llevaba en la cabeza
una lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado,
que va diciendo a todo el que lo advierte
"¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!".

Porque no apetecía
más compañía que su pensamiento,
que alegre le ofrecía
inocentes ideas de contento,
marchaba sola la feliz lechera,
y decía entre sí de esta manera:

"Esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero,
y con esta partida
un canasto de huevos comprar quiero,
para sacar cien pollos, que al estío
me rodeen cantando el pío, pío.

Del importe logrado
de tanto pollo mercaré un cochino,
con bellota, salvado,
berza, castaña engordará sin tino,
tanto, que puede ser que yo consiga
ver cómo se le arrastra la barriga.

Llevárelo al mercado,
sacaré de él sin duda buen dinero;
y compraré de contado
una robusta vaca y un ternero,
que salte y corra toda la campaña,
hasta el monte cercano a la cabaña".

Con este pensamiento
enajenada, brinca de manera,
que a su salto violento
el cántaro cayó. ¡Pobre lechera!
¡Qué compasión! Adiós leche, dinero,
huevos, pollos, lechón, vaca y ternero.

¡Oh loca fantasía!
¡Qué palacios fabricas en el viento!
Modera tu alegría,
no sea que saltando de contento,
al contemplar dichosa tu mudanza,
quiebre a su cantarillo la esperanza.

No seas ambiciosa
de mejor o más próspera fortuna,
que vivirás ansiosa
sin que pueda saciarte cosa alguna.
No anheles impaciente el bien futuro,
mira que ni el presente está seguro.

4 comentarios

ESPARTACO -

Gracias por visitar mi blog "La Ventana de mi alma" eres siempre bienvenida. Un abrazo. E.

Hannah -

Sencillamente hermoso y sabio.
Un abrazo entrañable
Hannah

Homero -

En mi tierra Nicaragua hay historias similares; proponerse metas es tener ambiciones mesuradas. Creo que el asunto es que se cumplan pero no a costa del sacrificio de otros o de la naturaleza. Soy Homero; amigo de Dinosaurio. Un abrazo. H.

Dinosaurio -

Es un cuento delicioso que con la adaptación de Paco Ibañez se convierte en emocionante. A mí me hace ... (ejem) estremecer.
Un beso.