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LA PIEDRA DEL MEDIODÍA

Carta abierta a la directora del Instituto de la Mujer.

Carta abierta a la directora del Instituto de la Mujer.

Hernán Migoya, autor de "Todas putas", publicado por la editorial de la directora del Instituto de la Mujer y defendido por ella. 

Señora Directora del Instituto de la Mujer, Miriam Tey:

Solo unas líneas desde la indignación, en nombre de miles de mujeres violadas, niñas y niños que han sufrido ese trauma tan atroz en su infancia y que todavía estamos luchando para que sus heridas sanen y recuperen (si eso es posible) la confianza en la vida.

Entiendo que, sólo el poco tacto político y humano de sus poderosos padrinos, ha podido colocarla en ese cargo público, porque su insensibilidad como mujer y como ser humano está fuera de toda duda, roza lo grotesco, lo perverso y en el despropósito más clamoroso constituye usted la antítesis de la libertad (que todos debemos defender como bandera propia del ser humano por naturaleza) y del buen gusto, máxime en un país libre y democrático. Pero usted parece tener sólo la libertad en la billetera para pedir a un energúmeno enfermo e inadaptado social que escriba un panfleto tan abyecto y cruel como aureolado por la pretendida modernidad de las cavernas.

¿Es que no le llamó a usted la atención el título de la “obra” que encargó? ¿Es que está usted acostumbrada a que tilden de tal sin importarle? ¿O es que está usted de acuerdo con el “autor”? Porque estoy segura de que ni a las profesionales del sector, es decir, a las prostitutas, les gusta ese término despectivo, vejatorio y denigrante por más que aparezca en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. También aparecen términos como “delincuente”, “terrorista”, “cabrón”, “cerdo”, “hijo de puta” (¡qué casualidad!, lo mismo lo que quería era insultar a su propia madre, porque supongo que ese elemento también tendrá madre, aunque ella no le reconozca cuando se crucen por la calle) y a nadie le gusta que se lo llamen ni nadie tiene por qué tolerarlo.

No disfrace, por tanto, esa bazofia como relato de ciencia-ficción o de “libro de cuentos” o de otros estilos literarios. No insulte usted también a nuestra inteligencia (tomándonos por tontas) y a nuestra literatura. Lo que ahí se describe con total impudicia es algo que, tristemente, sigue ocurriendo a diario y no es cosa de risa, ni de chanza, ni de burla, ni es algo que se pueda tratar en clave de humor. Y si no, que se lo pregunten a las víctimas. ¿Ha probado ese “insigne autor” a ser violado para luego reírse de ello? ¿Sabe que violación significa agresión brutal inesperada, violencia no consentida, ataque a la integridad física y moral y a dignidad de la persona, dolor, inhumanidad sangrienta, desprecio nazi hacia los demás? Por eso, da la sensación de que usted no domina los géneros literarios a pesar de ser la dueña de una editorial sin sensibilidad que parece que, en lugar de trabajar por la libertad de expresión y de la calidad artística, sólo mercadea con los sentimientos ajenos y juega con el sufrimiento de los seres humanos.

Y no nos venga con que es electoralista denunciar y criticar estos hechos. Es usted un cargo público, señora (y se lo llamo por pura cortesía). Y es impropio de cualquiera, pero más de un cargo público defender un libelucho desclasificado basado en novelas neuróticas americanas como American Phsyco (pero sin su calidad literaria) que hicieron furor en los años 80 en una sociedad sedienta de sadismo basada en los brutales asesinatos cometidos por un chico de la buena sociedad americana, al que, incluso, se le disculpan sus atrocidades.

Hace pocos días su jefe del Gobierno decía que socialistas y comunistas no tienen sensibilidad y que deberían ir con las fotos de los fusilados cubanos, y yo añado que de todos los fusilados, porque los derechos humanos deben ser para todos y no sólo para quien pueda pagárselos. Según eso ¿tendríamos que ir también con las fotos de las mujeres, niñas y niños que han sufrido violaciones (y que son reales, no son ficción, ni son ningún “cuento”) y con las fotos de todos los civiles iraquíes muertos en la guerra, para ser sensibles?

Dimita usted, “señora”, y dedíquese al libre comercio en la empresa de su propiedad o de su dirección, pero no sea usted un cargo público con un sueldo pagado por todos los españoles y españolas (incluidas las personas violadas). Pero, háganos, al menos, el único favor posible: que no se enteren en Europa de que era usted, nada menos que, la Directora del Instituto de la Mujer, la encargada y responsable de velar por la dignidad de las mujeres españolas (incluidas las violadas) y de llevar adelante las políticas de igualdad, integración y contra la violencia doméstica y de género. No siga contribuyendo a hacer el ridículo de retrotraernos a la España más negra, cutre y cañí.

Ana Roncero.

Ávila, 19/5/03.

Publicado en Ávila Red y en Ávila Digital el 20/5/2.003.

7 comentarios

Ana -

Disculpa mi tardanza en contestarte.
Yo también me reí mucho con La vida de Brian, pero eso no tiene nada que ver.
Lo que te dije pretendía ser una broma.
Yo tampoco me tomo los desacuerdos nobles como cuestiones personales ni practico el chantaje emocional. Estaría bueno que todos estuviéramos de acuerdo en todo, sería insoportable.
A ver si vienes por aquí y te invito a comer y te doy un abrazo.

Gatopardo -

Afortunadamente, me reí a carcajadas con La vida de Brian, incluída la escena de la lapidación, la lucha en el circo romano, etc. porque la capacidad de descodificar en clave de humor no interfiere con mis ideas ni mis vivencias.
Respecto a la imposibilidad de darme un abrazo como interlocutora, porque no estemos de acuerdo, te recuerdo que el chantaje emocional funciona mejor con los conocidos (varones) que con las desconocidas avezadas en polémicas, como yo, que jamás las tomo como cuestión personal.

Ana -

Gata, ¿no crees que si nos remontamos a la prehistoria se nos va a complicar mucho el diálogo? Tampoco me gustan Sade, ni Calígula, ni muchos otros, ni los toros y ni tu ni nadie me va a convencer de que me gusten.
Pero volviendo a la obrita que nos ocupa, el tema es que, junto con el American Psyco y otras yerbas cenagosas parecidas, son una mierda infumable como literatura y como reflejo de la realidad, para mi gusto, a pesar de lo cual, yo no propugno su prohibición ni su quema, ya se "queman" ellas sólas. Por cierto, no así El Decamerón, La Celestina, El nombre de la rosa, La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada y unos cuantos millones de obras más que tratan el tema de las putas con una crudeza no repulsiva. Sobre los inquisidores, dictadores y demás delincuentes, te recuerdo que han abusado sádicamente de estas mujeres con una crueldad inexplicable.
¿Feministas? No, gracias. Retíremelas Dios, por favor. Las he conocido con criada inmigrante de cofia y delantál, sin seguridad social, que no consienten que sus uñas se mojen ni para el aseo personal. Pero yo también he conocido y atendido a muchas mujeres maltratadas, golpeadas, violadas y a putas muy dignas acobardadas, sin voz y con los ojos sin vida y te digo una cosa si tu has visto y tratado esos casos: enhorabuena por tener el estómago de gustarte luego esos relatos que no son denuncia, sino mofa.
En cualquier caso, yo digo como Celaya: "... Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse ..."
Otra cosita: me gusta mucho la polémica, soy guapetona, un poco ajada con mis canas y mis kilitos. Ya me lo digo yo misma todos los días, pero si alguien me lo espeta, me resbala. No me gustan las barbies ni los yuppies ni los diseños monclovitas, todos ellos antisocialistas y antiestéticos.
Pero seamos claros: nada de abrazos. Si yo te empujo, espero que me devuelvas un buen garrotazo, eso sí, dialéctico, aunque luego te vienes aquí y nos tomamos un café.
Ana 2.006 para Gata 1.565.

Gatopardo -

Hablaba de la deshonestidad de no leer un libro y atacar al autor y a la editorial. Si has leído la novela sabes que es el retrato de un ser repugnante, con valores despreciables, sin ternura, ni atractivo alguno, que refleja al dedillo el odio a la mujer y la incapacidad para relacionarse con ella, si no es partiendo de la base de que todas son putas y merecen que las violen. Es un retrato inmisericorde y fidedigno de un psicópata irrecuperable. Es decir, de un violador, que es de lo que se trata.
Y que yo sepa el lenguaje se ajusta al perfil del personaje perfectamente. Que no es refinado, culto, sensible y educado, sino un despreciable patán, y una nulidad humana.
Y si te molestan los izquierdistas de salón y de discoteca, y quieres darles una patada en el culo de un autor al que, precisamente estáis haciendo famoso con los ataques, allá tú.
Si has leído a Sade sabrás que este chico no tiene ni el uno por ciento de escenas escabrosas; ni el 10% de "Historias de O" que es el relato entusiasta y pormenorizado de una esclava sexual, que se regodea y disfruta y lo cuenta, escrito por una mujer de la alta sociedad basándose en sus experiencias.
De todas formas, un libro merece un juicio literario y una crítica en la que se rebata que el autor haya conseguido lo que pretendía: en este caso, como en el caso de "El silencio de los corderos" los autores trataron de describir a un ser nefasto e inhumano.
Otra cosa es que a tí y a las feministas os apetezca leer libros en las que salgan hombres que adoran a las mujeres y seleccionan lo mejor de su vocabulario hablando de ellas, y en ese caso, justo es reconocerlo, tenéis mayoría, porque eso está en las colecciones Jazmín y Harlekín, que son las más vendidas con gran diferencia, pero dejad al resto del público la opción de comprar y leer a Henry Miller, Jean Genet, Charles Bukowski o Mingoya, que bastante hemos tenido con el Índice de libros prohibidos por la Iglesia Católica.
Y hablando de todo un poco: soy feminista y no me he sentido herida al leer lo que piensa de las mujeres un violador, porque, desgraciadamente, he tenido que atender a mujeres violadas y he visto sus opiniones concretadas en el cuerpo de sus víctimas. Y, por eso mismo, porque he tenido que conocer muchas víctimas creo que nadie puede hablar en su nombre sin serlo. A no ser por demagogia.
¡Qué bien, un debate, con lo que a mí me gusta discutir!
Un abrazo

Ana -

Yo respeto la libertad de creación de los autores, pero, de verdad Gata hay algunos izquierdistas de salón que me tocan mucho las narices. No sé a qué relato tuyo te refieres, pero he leido tu libro y sólo he encontrado buen gusto a la hora de tratar todo tipo de temas. Me parece que eso es calidad literaria. No digo que no se pueda o se deba tratar temas escabrosos con toda la crudeza que quieras, pero desde el respeto y eso se nota. Y una cosa es la descripción realista y dura de algo desagradable y otra el regodeo grosero en el dolor ajeno. Sólo el título es ya una provocación publicitaria gratuíta (no para él que le ha salido rentable) e innecesaria. Pero yo no me asusto por eso ni lo critico, allá cada uno. Lo que me cabrea es el recochineo mediático alabado, encima, por algunas insultadas. No creo que a Dostoyevsky ni a Nabokov se les hubiera ocurrido titular sus obras como: "Los putos muertos, que se jodan" o "Menuda niña me voy a follar". Y su contenido es crudo, pero no grosero. Incluso Truman Capote tiene riqueza expresiva aunque a mí no me guste, como tampoco me gustan Heidi o La casa de la pradera.
Bueno, voy a comprar, ya seguiremos.

Ana -

Mira, chica, fue presisamente después de leerlo y de oir muchos comentarios elogiosos, cuando me decidí a escribir este artículo. Puede que cargara las tintas, pero a mí esos niñatos con dinero y sus obritas de burla al sufrimiento, no me gustan y no te consiento que por eso me llames deshonesta. Si a tí no te importa que te insulten con publicidad y bajo una coartada literaria, allá tú, pero a mí no me toques mi libertad de expresión, que yo no pongo en duda la suya ni la tuya, sino que se lo publicara la entonces directora del Instituto de la Mujer. Es como si un Defensor del Menor tuviera una editorial que publicara un manual del buen pederasta.
Soy mayorcita, pero no tanto, y todavía distingo la ficción de la realidad. Aún no insulto al malo de la película desde el sofá del salón, aunque no tardaré.
Te dejo, que se me queman las judías. Luego sigo.
Saludos.

Gatopardo -

He leído la novela "Todas putas", que no es gran cosa, sino el retrato de un violador, de un psicópata; de la misma manera que hay cientos de novelas en que un asesino habla en primera persona o una mujer describe como adora que la humillen: la novela no justifica, sólo describe; y me gustaría que no confundiérais el culo con las témporas, porque por este camino, yo tengo que romper mi relato del asesino de Florencia, en que habla en primera persona, y que, por supuesto,no habla como un miembro de Amnistía Internacional, sino como un asesino; y de la misma manera, Hernán Migoya ha trazado el personaje de un violador y psicópata de acuerdo con quien se supone que es el personaje; y por la parte que me toca como mujer, y como mujer inteligente, le agradezco que no le haya ido a la zaga a los manuales de psiquiatría cuando describen sus características.
Así es que, sintiéndolo muchísimo, este artículo y otros que he leído tirando los pies por alto, me parecen deshonestos, porque no lo habéis leído, sino que habéis corrido la voz unas y otros para hacer sangre.
¿O hay que quemar toda novela donde haya un personaje desagradable y canallesco, como gran parte de la obra de Dostoievski? ¿Quemamos las películas donde haya un violador como protagonista, como en el caso de La caída de los dioses, de Visconti?
Por favor, reflexiona.
Gracias.